La palabra Ouróboros proviene del griego ουροβóρος, uróvoro, de oyrá, que quiere decir cola y borá, que significa alimento:
“serpiente que se come su propia cola”.
Su significado remite a la naturaleza cíclica del tiempo y a la idea del eterno retorno. Ambas interpretaciones se refieren a la concepción de la existencia como un ciclo que siempre recomienza, y cuya continuidad consiste en un constante renacer como, por ejemplo, lo que se observa en el ciclo de las estaciones del año.
"El instante presente es eternamente devorado por el instante futuro, constituyendo una secuencia infinita de instantes que mueren y renacen a cada momento."
Es el símbolo de la regeneración.
Combina lo femenino y lo masculino, es la fuerza primitiva de la vida. El dragón es la personificación reptiliana del poder primordial, sinónimo frecuente de la serpiente en el mito y la leyenda. Los dragones aparecen en múltiples narraciones como guardianes vinculados al inframundo y al conocimiento de los oráculos.
El <circulo>, figura del animal del eterno retorno, sugiere que el final de un camino o de un proceso conlleva un nuevo principio.